El occidente de México es uno de los sitios, a nivel mundial, con mayor densidad de aves migratorias de invierno provenientes de la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, por lo que Michoacán es una de las entidades que recibe una gran cantidad de ellas, sin embargo, el investigador postdoctoral del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelia, Rodrigo Pacheco Muñoz, afirmó que actualmente enfrentan dos retos: el cambio climático y el cambio de uso de suelo.
La deforestación es una razón por la cual se ha registrado un declive del 30 por ciento en poblaciones de aves migratorias desde la década de los 70s, cuando Estados Unidos comenzó a realizar un registro; el investigador subrayó que la desaparición de estos animales llevaría a la pérdida de muchos procesos ecológicos, toda vez que ocurre un movimiento de biomasa gigante y que al final se traduce en términos de la subsistencia de vida como humanos ya que, son los ecosistemas los que sostienen al planeta.
Rodrigo Pacheco detalló que en diversos ecosistemas, las aves migratorias llegan a constituir el 80 por ciento de los individuos en sus lugares de origen, y en las ciudades entre el 20 o 25 por ciento. Por ejemplo, la popó de las aves o su alimentación por mencionar solo algunos, tienen un papel muy importante en el mundo por lo que las consecuencias de perder todos esos procesos ecológicos sería un problema de magnitudes impresionantes.
Apenas el 10 de mayo se celebró el Día Mundial de las Aves Migratorias, un fenómeno que sucede en toda la Tierra como una estrategia para buscar alimento, tener espacios seguros para criar y también para evitar climas extremos. En América el movimiento migratorio es el de las aves neárticas neotroplicales que se reproducen en el norte del continente, en regiones templadas, en los bosques boreales de Canadá o Estados Unidos y en hábitat silvestre, pero en su trayecto llegan a Centroamérica, hasta Colombia, e incluso unas más lejos.
El occidente de México es el sitio de mayor densidad de aves migratorias en todo el mundo. Y esto ocurre cuando vienen a pasar su etapa invernal, ya después de reproducirse. Gran parte de su vida lo viven aquí. Cuando hacen estos movimientos tan grandes hay dos grandes principales riesgos: el más grande es el cambio de uso de suelo y el segundo, de mayor importancia, es el cambio climáticoInvestigador postdoctoral del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelia, Rodrigo Pacheco Muñoz
Hoy en día el siglo XXI es el siglo urbano de los humanos, ya que desde 2007 todos se transformaron en una especie urbana, pues la mayoría de las personas comenzó a vivir en las ciudades. Prieto Muñoz dijo que desde entonces más del 50 por ciento de la gente se encuentra en un ambiente de este tipo, lo que hace cuestionarse el cambio de uso de suelo que ocurre de manera acelerada. En Michoacán, de acuerdo a la Secretaría de Medio Ambiente (Secma) el cambio de uso de suelo se genera principalmente para convertir los espacios en huertas de aguacate, a través de los incendios forestales.
Esta práctica se pretende inhibir con un instrumento digital operado por el gobierno estatal, el “Guardián Forestal”, un satélite que se encarga de analizar y verificar dónde se ha cometido dicho delito; el 3 de enero de este año, la Secma indicó que el sistema de vigilancia cerró el 2024 con 327 denuncias ingresadas ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por delitos ambientales en alrededor de 5 mil hectáreas afectadas, de las cuales, el 95 por ciento se concentró en 30 municipios.
Lo que podemos hacer es entender cómo, de qué manera están influyendo los cambios de uso de suelo que ejercemos en el ambiente. En este caso, cuando recorren grandes distancias necesitan hábitats de muy buena calidad o de calidad suficiente que les permita reabastecerse para continuar esta migración”, Investigador postdoctoral del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelia, Rodrigo Pacheco Muñoz
La celebración del Día Mundial de las Aves Migratorias en mayo (ya que existe otra en octubre) lleva por lema “Espacios Compartidos”; a decir del también ecólogo urbano, es necesario entender cómo se pueden modificar los espacios para promover una buena calidad de agua y flora para las diferentes especies que llegan, en este caso, a Morelia, como el Chipe Trepador, la Candelita Ñorteña o Pavito Migratorio, la Reinita Coronada o Chipe Rabadilla Amarilla, el Chipe Cabeza Gris, el Chipe Corona Negra y el Rellesuelo Rubí o de Moño Rojo, aunque también admitió que con el paso del tiempo, las aves van aprendiendo sus caminos e incluso llegan a lugares específicos donde van a pasar el invierno y el ya no encontrar ese espacio ahora ocupado por fraccionamientos, o convertido en suelo agrícola, les afecta mucho.
De acuerdo al investigador, Morelia es pionera y la única ciudad en América que se dedica al monitoreo de aves migratorias urbanas de invierno, un proyecto que se inicia y que lo continúa el Laboratorio de Ecología Funcional en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad en colaboración con el doctor Jorge Shondube y su equipo, así como Adrián Ceja Madrigal, que también es un ornitólogo de Morelia, y Rodrigo Pacheco.
En el Laboratorio de Restauración Ecológica durante su doctorado, Pacheco investigó la asociación que existe entre las especies que arriban a pasar el invierno en las urbes y el impacto del cambio de uso de suelo. En Michoacán hay alrededor de 550 especies, de las cuales 220 son migratorias. Las que entran, pero que cuentan con rasgos de vida muy específicos, por ejemplo muy pequeñas, la mayoría pertenecen al grupo a las que se les denomina Chipes que utilizan las copas de los árboles para comer porque toda su vida, su historia evolutiva está asociada a los bosques boreales de Estados Unidos y también los bosques michoacanos que antes había, sin embargo, son aproximadamente 14 especies que aprovechan el arbolado alto principalmente en los parques de las zonas urbanas.
Por lo anterior, se estableció el proyecto de monitoreo en 2020, para saber qué sucede en las ciudades, pero Morelia fue la elegida y desde entonces ha sido un laboratorio cuyas estaciones de monitoreo son la planta potabilizadora del Organismo de Aguanta Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OOAPAS), la Universidad Latina de América (UNLA) que a raíz de las investigaciones se reconoció como santuario de aves y también el Zoológico Benito Juárez de la capital michoacana, lugares en los que se han estado midiendo dos especies muy específicas: el Chipe de Rabadilla Amarilla amarilla, y el otro es el Chipe de Cabeza Gris.
Descubrimos que la condición corporal que ellos tienen aquí adentro de estos parques es igualita a la que tienen afuera, es decir, las ciudades para ellos están funcionando de igual forma que las zonas silvestres. Entonces, esto nos hace pensar de una forma distinta a las ciudades,de tal forma que podemos albergar a individuos y especies que no pensaríamos de forma intuitiva que pueden aprovecharlasInvestigador postdoctoral del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelia, Rodrigo Pacheco Muñoz
Cabe mencionar que el monitoreo arroja que estas especies migratorias regresan a los mismos parques o lugares específicos cada año, pues se tiene el caso de un individuo que han atrapado año con año, desde el 2020, en el mismo parque y mismo árbol. Su nombre es Tomasito, que se reproduce en Columbia Británica y en los bosques boreales de Canadá pero arriba a un parche de vegetación en el Zoológico de Morelia. Entonces, el problema de la deforestación es crucial, tanto para las especies nativas como migratorias pues existe una fidelidad de sitio. Otros libros de monitoreo en la periferia de la ciudad son el cerro del Punhuato y la presa de Cointzio.
Pese a la actividad de estas aves, la Secretaría de Medio Ambiente del estado, afirmó que en Morelia hay un déficit de áreas verdes, esto con base en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que indica que en una ciudad debería haber siete metros de áreas verdes por cada habitante, sin embargo, el titular de la dependencia, Alejandro Méndez López, admitió en entrevista con medios de comunicación que la capital michoacana registra mucho menos que ese parámetro, con 1.5 o dos metros por cada habitante.
Rodrigo Pacheco explicó que la aves saben cuándo migrar pues ocurre una combinación entre el tiempo que dura el día y la noche ya que va cambiando a lo largo del año y cuando llega cierto periodo las empieza a motivar un proceso que se le conoce como “Zugunruhe”, un impulso que el ave experimenta antes de migrar, es decir, empiezan a ser muy activas e inquietas, y cuando sienten la humedad y vientos adecuados, empiezan su viaje.
Además, durante la migración lo que los guía son las estrellas, pero también han descubierto que algunas especies tienen magnetita en los ojos y eso les permite ver los campos magnéticos de la Tierra; “Lo utilizan en forma de sensores. Ahora, ¿cómo llegan exactamente al mismo lugar? Es un misterio enorme, finalizó el ecólogo urbano.
Durante la celebración de las aves migratorias se recomienda no colocar vegetación abundante cerca de ventanas para evitar el reflejo y que éstas se estrellen, además, reducir la contaminación lumínica afuera y dentro de las ciudades, así como evitar tener a los gatos fuera de casa. Por el contrario es viable contar con buena vegetación tanto en parques como en calles con árboles altos, de preferencia nativos.
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